En pocas palabras,Crecí en el sur de California en una familia que le gustaba los jardines y tenían uno hermoso. Desde que era un niño me encantaron las plantas. Recuerdo haber visto fotos del jardín de mis abuelos en Long Island, en Nueva York y siempre lo admiraba por su belleza; así que cuando llegó la hora de ir a la universidad me aventuré en la carrera de horticultura ornamental.En 1974 me gradué de la Universidad Politécnica de California en Pomona, California, obteniendo la licenciatura en horticultura ornamental. En ese momento me decidí a encontrar mis raíces y viajar a Venezuela, de donde eran dos de mis abuelos y otros familiares. Yo había oído relatos de la infancia de mi abuela en una vieja casa colonial en la selva con un río en frente donde ellos se bañaban todos los días. Quedé encantado. Un mundo exótico para un chico de clase media norteamericana.Lo que encontré me dejó boquiabierto, y aunque no lo sabía en ese momento, me quedé aferrado al país por siempre. Encontré a mi alrededor un mundo verde fascinante, dondequiera que iba. Nuevas y maravillosas plantas estaban en todas partes y quería poner mis manos en la tierra y tener un jardín propio. Después de un par de años trabajando en un vivero y familiarizándome con el suelo, el clima y las plantas, me trasladé a la ciudad de Valencia, donde he estado desde entonces. Comencé con cosas pequeñas, un jardín aquí, un jardín allá, y lentamente me fui creando nombre en una sociedad que no sabía que la profesión de paisajista existía.Durante muchos años mi trabajo era netamente residencial, de diseño, plantación y mantenimiento. Eventualmente algunas oportunidades grandes comenzaron a aparecer en la industria, centros comerciales, hoteles y resorts. Ahora trabajo en todo el país en diferentes climas y suelos, e incluso he tenido la oportunidad de trabajar en un par de islas del Caribe. Cada lugar tiene algo para enseñarme, y así sigo creciendo profesionalmente.Yo diseño y siembro jardines para el alma. Aunque mis trabajadores siempre decían que debería plantar cosas útiles y comestibles, yo consideraba que los clientes siempre podían comprar su comida en tiendas, pero no podían comprar alimento para sus almas, así que la tengo que plantar yo. Mis jardines llegan a la parte espiritual de las personas. Y sabes qué, todos esos trabajadores hoy en día tienen plantas ornamentales alrededor de sus humildes casas, supongo que tenía razón.